Los abonos y fertilizantes proporcionan a las plantas todos los nutrientes necesarios para que se desarrollen sin problemas. La mayor parte de abonos o fertilizantes que encontramos en el mercado incluyen tres nutrientes principales -nitrógeno, fósforo y potasio- porque las plantas necesitan más cantidad de ellos que del resto.
Aun así existe una amplia variedad de abonos para cada tipo de cultivo. Repasamos los tipos de abonos que puedes encontrar:
Abonos orgánicos
Son abonos procedentes de excrementos de animales o restos vegetales, ideales para usarlos en aquellos cultivos que vayamos a comer ya que carecen de toxicidad y no contaminan. Más que como fuente rápida de nutrientes, su principal beneficio destaca la mejora de la tierra al formarse humus.
Dentro de esta categoría, destacan los siguientes tipos:
- Estiércol: Se obtiene a partir de restos orgánicos o heces de animales.
- Compost: procede de residuos vegetales y otros materiales orgánicos que se los ha sometido a un proceso de compostaje. Si lo deseas, tú también puedes hacer compost casero de forma sencilla con los residuos vegetales del jardín y de la comida.
- Turba: se utiliza como base para la preparación de substratos para semblar plantas en macetas y semilleros. Existen dos tipos de turba: turba negra que es la más común y la turba rubia.
- Extractos húmicos: son abonos extraídos de sustancias orgánicas que se usan en horticultura intensiva. Es el menos común de los abonos orgánicos.
Recuerda que...
Puedes usar fertilizante 100% orgánico para proporcionar todos los nutrientes necesarios, pero ten en cuenta que los fertilizantes orgánicos se descomponen lentamente y en determinados momentos necesitarás grandes cantidades de nitrógeno u otros elementos difícil de encontrar en grandes cantidades en el fertilizante orgánico.
Abonos químicos
Los abonos químicos o minerales aportan nutrientes y enriquecen el suelo de minerales, de modo que las plantas disponen de alimento rápidamente. En cambio no forman humus ni mejoran el suelo como lo hacen los abonos orgánicos.
- Abonos minerales: el más común dentro de estos fertilizantes es la Urea, el Nitrato amónico, el Sulfato amónico, el Nitrato sódico, el Superfosfato y el Cloruro potásico.
- Abonos organominerales: combinan materia orgánica con distintos nutrientes minerales como el Nitrógeno, Potasio, Magnesio o Manganeso, entre otros. Normalmente se venden en formato granulado. Este tipo de abono es recomendable para una fertilización completa en el abonado en distintas clases de cultivos.
- Abonos de liberación lenta: este tipo de abonos liberan los nutrientes de forma lenta a lo largo de varios meses. Aunque el precio acostumbra a ser superior que el de los fertilizantes convencionales, su efecto dura más tiempo.
A la hora de elegir el fertilizante para tus plantas, puedes guiarte por las categorías de abono universal, válido para todo tipo de plantas tanto interior como exterior e incluso agricultura; el abono ecológico y abonos específicos, para variedades o cultivos concretos. Según su presentación, pueden ser granulados, líquidos, en polvo, spray listo para el uso, sobre soluble o varitas.
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