Ahora que con la primavera empiezan a desarrollarse los cultivos, es un momento ideal para poner en práctica la técnica del tutorado. Esta consiste en colocar palos y estacas alrededor de las plantas para guiar su crecimiento y que lo hagan de forma vertical, no sobre el suelo.
Las ventajas de este sistema son muy positivas:
- Las plantas reciben mucha más luz y están mejor aireadas.
- El riego, la recolección y la poda son más fáciles y cómodos.
- Evita que las plantas y sus frutos sean dañados con pisadas.
Este sistema está especialmente recomendado para las hortalizas trepadoras y con tallos más frágiles, como el pepino, tomate, pimiento o los guisantes. El momento indicado para ponerlo en práctica es cuando las plantas tienen una altura de 25-30 cm y están empezando a desarrollar sus ramas. No es aconsejable empezar antes ya que el tallo podría romperse, ni tampoco mucho más tarde porque las plantas serán más rígidas y por tanto, más difíciles de sujetar y guiar. Además, podrías dañar las hojas y ramas que ya hayan brotado.
Está práctica es válida tanto para cultivos de exterior como de interior, siendo particularmente útil en invernaderos ya que las plantas son más blandas y tienden a alcanzar una mayor altura. En el caso del tutorado en los cultivos de exterior, consiste en elaborar una estructura que rodee la hilera de plantas para que les sirva de apoyo y se sujeten a esta.
→ Material
Los tutores son los palos u otros objetos que se utilizan para formar la estructura del tutorado. Escoge tutores resistentes y robustos, ya que tendrán que soportar el crecimiento y el peso de la planta, a parte del que puedan ejercer la lluvia y el viento. También debes procurar escoger un material resistente a la humedad y el sol. Para fijar las plantas al tutor evita usar alambres de aluminio o cobre, hay otros materiales mucho más respetuosos con las plantas y resistentes al clima como tutores plastificados de acero y bambú, mallas de plástico para entutorar cultivos, hilos de rafia o cintas de plástico y velcro.
→ Tipos de estructuras
Atado: Amarrar la planta al tutor. Hay que tener cuidado y no apretar demasiado fuerte el tallo para evitar asfixiar y dañar la planta. En árboles frutales, debe atarse el tronco con un material sintético y ligeramente holgado para que la corteza no sea dañada por la fricción causada por el crecimiento y movimiento de la planta.
Caballete: Consiste en colocar los tutores a los dos lados de la hilera de cultivo, cruzarlos en la parte superior y atarlos con fuerza en ese cruce. La profundidad a la que entierres los tutores dependerá del viento que haya en tu zona. Procura hacerlo con una profundidad que aporte estabilidad al tutor y sobre todo, teniendo en cuenta que la planta crecerá y el tutor tendrá que soportar más peso en adelante. Entre los cruces de los tutores verticales, coloca y ata otro palo de forma horizontal y cuelga de este el material que vayas a utilizar para fijar la planta a la estructura.
Mallas o espalderas de hilos horizontales: es la técnica más práctica para entutorar cultivos de huerto urbano, especialmente tomates y pepinos. Consiste en colocar los tutores verticalmente y en fila, a una distancia entre ellos aproximadamente de 1,5m o 2,5m y fijar a lo largo de estos la malla de plástico que guiará las plantas. Otra opción es sujetar fuertemente varios hilos a los tutores (según la altura de los tutores) en horizontal y paralelo.
Tutorado holandés: consiste en un tutor horizontal que cubre todo el largo de una hilera de plantas y del cual se desprenden unos hilos verticales, a los que se les ataran todos los tallos que hayan brotado después de la poda. Especialmente efectivo para el control de las enfermedades y la calidad del fruto final.